21 julio 2007

Aciertos y desconciertos en el INBA

El nombramiento de María Teresa Franco como directora del INBA trajo consigo los consecuentes cambios sexenales, en lo relativo a la elección de aquellos que dirigirán las instituciones culturales hasta el 2012.
En el Distrito Federal, poco a poco, los cambios se han empezado a notar y con ello se vislumbra también el perfil que seguirán las instituciones en juego. En algunos casos se trata de una especie de ajedrez, en el que se reacomodan piezas, trasladando directivos de un recinto cultural a otro. En otros, se abre la puerta a nuevas voces, cediendo la oportunidad de participar en la construcción del proyecto cultural nacional.
Además de los movimientos ya realizados por la directora del INBA, el destino ha movido también sus propias piezas. La repentina muerte de Mercedes Iturbe y del curador Príamo Lozada, han dejado huecos importantes en lo que se refiere, sobre todo, a la producción artística más actual.
Iturbe, directora del Museo de Bellas Artes durante el sexenio de Fox, se caracterizó siempre por ser una brillante gestora. Varios estados tuvieron la oportunidad de comprobarlo. Después de estar a cargo del Cervantino, siguió su carrera como directora del Instituto de Cultura de Morelos (época en la cual, el Instituto vivió momentos de gloria resaltando la enorme apertura en materia de música y teatro). Durante los últimos 6 años, en su más reciente gestión, se llevaron a cabo importantes exposiciones, resaltando las retrospectivas de Gironella y Orozco.
Con el último cambio de sexenio, Iturbe fue asignada al Museo de Arte Carrillo Gil, uno de los recintos más destacables, dedicados al arte contemporáneo. No obstante, y aunque este movimiento daba oportunidad de atraer inversiones privadas sobre el MACG (esta era la mejor cualidad de Mercedes), la elección no parecía del todo acertada ya que Iturbe estaba especializada en el arte moderno y no en el contemporáneo.
Su lamentable muerte provocó que, en sustitución, fuera nombrada Itala Schmeltz, antigua directora de la Sala de Arte Público Siqueiros, quien durante su gestión revitalizó enormemente este centro cultural (hacia mucho tiempo anquilosado por su naturaleza monotemática); Y no solo eso, sino que supo lidiar con un puesto difícil que, debido a que su ubicación geográfica, luchaba contra sí mismo, y contra la abrumadora competencia de otros recintos mejor ubicados, con mayor presupuesto y más margen de acción.
Con la muerte de Iturbe, el destino del MACG dio un vuelco inesperado, que crea grandes expectativas a su alrededor, ya que, con Schmelz a la cabeza, es casi una garantía que se mantendrá una línea experimental y de vanguardia, además de un criterio inclusivo para los artistas emergentes, cuestión que no se aseguraba con Iturbe en la dirección. Dicho sea de paso, para Teresa Franco, la sustitución Ashida por Iturbe no parecía lógica, ni acertada, contrariamente a la nueva designación de Schmeltz, curadora independiente que ha realizado proyectos internacionales de gran nivel y especialista en arte contemporáneo.
Otro recinto cultural que vive más o menos la misma situación de incertidumbre es el Museo Nacional de la Estampa, un sitio que hasta la brillante gestión de María Eugenia Rabadán, durante el sexenio de Fox, se había dedicado a chuparse el presupuesto nacional con exposiciones baratas de amigos de la directora, al más puro estilo de la Tallera de Sequeiros.
Bajo la directiva de Rabadán, el MUNAE se ha transformado, a través de un minucioso empeño de depuración interna, hasta convertirse en un centro cultural digno, verdaderamente preocupado por la labor cultural, el estudio de su acervo y una constante intención por involucrarse en proyectos contemporáneos. Una ardua tarea si se tiene en cuenta que su presupuesto anual es francamente reducido, que no cuentan con una sociedad de amigos y que arrastran una historia de desprestigio, pasividad y falta de criterio.
Por otro lado, la reciente muerte de Príamo Lozada durante la Bienal Venecia sitúa al Laboratorio Arte Alameda en una situación de crisis, ya que si bien su directora Paloma…. se hacia cargo de la gestión cultural, todo el peso de la programación cultural estaba sostenida por los hombros de Lozada quien era una especie de poder detrás del trono y, para no restarle mérito, uno de los curadores de arte contemporáneo más importantes del país. Su deceso hace sonar nombres como el de Elías Levín, profesor de la facultad de Artes de la UAEM, Cuahutémoc Medina, José Manuel Springer, entre otros.
Habrá que esperar.
Isadora Escobedo
Publicado en el Regional del Sur el 26/06/07

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿como te encuentro?
k once
felicidades por quien eres


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