06 marzo 2008

Caprichos o 40 breves comentarios sobre lo siniestro. Exposición de Iván Gardea.


La insistencia de algunos artistas hacia la exploración de temáticas concretas tiene dos resultados: puede consolidar su discurso o puede volverlo repetitivo. En el caso de Iván Gardea, la reflexión sobre la naturaleza perversa del ser humano se afirma con el tiempo.

En esta exposición de 40 dibujos en pequeño formato Iván Gardea confronta al espectador ante sus obsesiones recurrentes: personajes, casi siempre solitarios, que sufren o gritan sin mesura por razones que el artista alevosamentente oculta a nuestros ojos, apareciendo entonces como seres que se ríen con incredulidad desde su mundo de papel blanco.

En estos dibujos es evidente que Gardea comprende que el espacio, en el lienzo, es aire, y equivale al silencio en un mundo urbano, lleno de ruido, en el que los espacios callados son más bien escasos, siendo siempre sinónimo de intimidad. Desde esta postura, estos sobrios trabajos hacen uso de la economía de medios para hablar sobre el drama y la lucha de unos personajes que evocan sin empacho lo grotesco de la naturaleza humana.

Desde lo grotesco, el cuerpo es entendido como algo ajeno, monstruoso y deforme. La obra de Gardea lo confirma; la ironía y el sarcasmo se hacen presentes en sus personajes, poniendo a mano este espejo en el que cualquiera de nosotros es susceptible ser transmutado, explorado, violado y pervertido. Lo siniestro, por su lado, es aquello que asusta porque es parte de nosotros mismos, pero que no podemos ejercer control sobre ello. Una enfermedad es siniestra porque nos ataca secretamentente y sin razón desde lo que consideramos lo más natural y conocido: el interior nuestro propio cuerpo.

Esta búsqueda estética ha sido trabajada arduamente por el artista, quien la utiliza como herramienta que le da sentido a su obra, y le ayuda a otorgar maleabilidad al concepto. Lo grotesco dinamiza, rompe lo simétrico, desequilibra, descontextualiza a través de la alteración de las proporciones provocando una confrontación entre los objetos encontrados en la realidad tangible y lo absurdo, irreal y perverso de la propuesta artística. El reflujo incomodo y siniestro de una sociedad contemporánea que desprecia y desperdicia, como el sabor amargo que queda en la garganta y que recuerda el ácido que consume las entrañas.

Resulta interesante entonces ver cómo esta obra se llena de ironía, utilizando sus piezas como un reflejo en el que espectador se mira y se pregunta acerca de la conformación de la idea de una sociedad en tiempos globalizados, deconstruyendo la identidad y la moral a través del planteamiento de una realidad aterrorizante que es digna de gritos de auxilio y desesperación y que queda manifestada en una propuesta artística que evidencia el dolor humano, la sensualidad de lo grotesco, la inmoralidad de un mundo corrompido y que enfrenta lo ideal y lo verdadero, la experiencia y el deseo.

Galería de la Torre Universitaria UAEM. Del 29 de febrero al 14 de marzo, 2008.
Av. Universidad 1001, Col. Chamilpa.

Damir Niksic

Border. Kendell Geers

Weros. Kendell Geers

Frida Kalho. Yasuma Morimura

Gudmundson
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